Las chicas saben más en lengua. Los chicos saben más en matemática. Cuando se miran los resultados de las evaluaciones, esos enunciados funcionan como profecías autocumplidas. Así lo demuestra un nuevo informe sobre Aprender que, más allá de un pequeño avance, da cuenta de la brecha de género.
El nuevo informe “Los aprendizajes de niñas y niños en la escuela primaria” que elaboró el Ministerio de Educación Nacional analiza los resultados de Aprender 2018. El reporte muestra que, en sexto grado, las estudiantes mujeres en nivel avanzado de lengua superan por 5 puntos porcentuales a los varones. Mientras que son los varones los que logran 3 puntos más en matemática.
“Si bien persisten las brechas de aprendizajes, las mismas muestran una reducción entre 2016 y 2018”, destacaron desde la cartera educativa. La diferencia en los niveles más altos en lengua pasó de 7 a 5 puntos y en matemática pasó de 3 a 2 puntos.
Melina Furman, doctora en educación y profesora de la Universidad de San Andrés, dijo a Infobae: “Este informe no lo muestra, pero también sabemos que existe una brecha en ciencias naturales en favor de los varones. Es algo que se ve en otras partes del mundo también. Es importante revertir esa desigualdad porque muchos de los trabajos del futuro, que están relacionados al desarrollo de un país, implican saberes científicos y matemáticos”.
La brecha no es casual. Coincide con lo que se observa en los cuestionarios complementarios de autopercepción. Quienes tienen mejor valoración propia en las materias, tienden a alcanzar mejores rendimientos.
Ante la pregunta sobre lengua, son las alumnas las que creen que les va mejor. Las mujeres que consideran que leen muy bien o bien representan el 83%, mientras que los hombres el 80%. Y esa brecha se amplía cuando se trata de escritura: allí es 80 contra 70 por ciento.
Esa asimetría se explica, en parte, por sus actividades fuera de la escuela. Son más las mujeres (67%) que señalan tener el hábito de leer que los varones (55%).
Del otro lado, los varones consideran con mayor frecuencia que siempre o casi siempre les va bien en matemática: 71% frente a un 64% de las mujeres. Ellos piensan que son mejores a la hora de resolver problemas.
Furman piensa que no se incentiva como debería el gusto por áreas identificadas como propias de un género. Por ejemplo, la mayoría de los modelos que se observan como científicos son hombres; casi nunca proyectan a una mujer en un laboratorio. También, en algunos casos, a las niñas le dan menos la palabra en clase.
El informe cruzó distintas variables y estableció una correlación entre el rendimiento académico y los vínculos en el aula, tanto para varones como para mujeres. Quienes dicen que se llevan bien con todos o casi todos sus compañeros, tienen mejores desempeños en lengua y matemática.
Los varones repiten más
Los chicos tienen más dificultad que las chicas a la hora de sostener trayectorias escolares. Entre los alumnos de sexto grado, el 13% de los varones declara haber repetido al menos una vez, mientras que ese indicador decae al 9% en las mujeres. Además, al poner el foco en el nivel socioeconómico bajo, la brecha es mayor: hay 7 puntos porcentuales de diferencia.
Los indicadores encuentran un correlato cuando se observan los porcentajes de estudiantes que responden “siempre” o “muchas veces” ante la consulta por otras responsabilidades más allá de la escuela. El cuidado de un hermano y el trabajo familiar son más mencionados por los varones, mientras que las tareas domésticas son más frecuentes en las mujeres.
“El fracaso escolar se ve sobre todo en los varones, aunque se cruza muy fuertemente con el ‘efecto cuna’. Esta desigualdad de origen que el sistema educativo no logra revertir. Chicos que tienen que hacer tareas del hogar, tienen menos tiempo para estudiar, aprender, jugar. El resultado son menores desempeños”, explicó Furman.
Cuando se trata de alumnos en el ámbito rural se profundizan las diferencias. El 43,4% de las mujeres menciona que realizan tareas del hogar, frente a un 34,6% de los varones. Del mismo modo, los chicos son los que dedican más tiempo a actividades como el cultivo, la cosecha o el cuidado de animales.
Otro punto que se puede asociar es el del disfrute. Ante la pregunta: “¿te gusta ir a la escuela?”, hubo una diferencia de 9 puntos porcentuales por género. Pese a que los porcentajes son elevados en ambos casos, el 86% de las chicas respondió que sí contra el 77% de los varones.
“Es un punto muy importante porque las investigaciones muestran que podemos aprender en un ambiente donde nos sentimos emocionalmente seguros. En las aulas más violentas, donde los chicos dicen ser testigos de maltrato, se observan menores resultados de aprendizajes”, agregó la especialista.
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